sábado, 31 de marzo de 2012

De reconciliación a Pereira

Y yo que creía Pereira que eras un círculo más del infierno, un patio más de éste país de encarcelados. Discúlpame. Podemos volvernos a conocer. ¿si? ¡Hola! ¿Te llamas Pereira?, mucho gusto, me llamo Sara  y me gusta el color verde. Quisiera saber, ¿Cuándo podemos hacer el amor? ¿Puede ser ya? Es que hemos perdido mucho tiempo, de ese tiempo que se va corriendo con sus patas largas.

Quisiera tocar una a una tus grietas, esas que van surgiendo en la arquitectura improvisada de los barrios, besar una a una las piedras del Otún, tomarme toda su agua y sentir que entras en mi. Borrarte toda con letras, reescribirte pedazo a pedazo empezando por esos puentes tan surreales atravesando quebradas. Saborearte en entre los mangos y guayabas que van creciendo en todo lado sin pedir permiso, observar tu piel hecha gente, piel siempre tan libre que camina coqueteando con el sol y yo que creí haber visto todos tus lunares ya y conversado con todas tus caras. Yo creí que ya había escuchado todos los nombres de tus barrios. Que era imposible perderme otra vez.

Ay, perdóname.

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