lunes, 21 de junio de 2010

ESCRIBIR, SOLO ESCRIBIR


No escribo porque lo haya elegido; escribo porque tengo que hacerlo”
John Boyne


Me hipnotiza lo suave del papel, lo oscuro del grafito, lo alucinante de la inspiración, mi corazón se acelera. Luego escribir, sólo escribir.

Escribir para no gritar. Escribir para que nada duela. Escribir para encontrar esa respuesta que no existe. Escribir para decir lo que no se habla. Escribir para evitar exorcismos. Escribir para liberarme de mis demonios. Escribir para encontrar fortaleza. Escribir para que no llueva de los ojos.

Escribir, dejar que el mundo se desdibuje un poco. Escribir, un corrientazo atrevido de ideas. Escribir, el ambiente se te comienza a ondular. Escribir, un acto psicoactivo. Escribir, pensar justamente en nada, pero saberlo todo.

Escribir, un impulso que me lleva a buscar desesperadamente un lápiz. Escribir, no importa si es en la ropa, las paredes, las mesas, los zapatos, las portadas de cuadernos y libros. Escribir para se medium de ideas que tienden a brotar espontáneamente de… ¿de dónde? no se. No entiendo lo que escribo. No pienso cuando escribo. Sólo dejo a mi mano hacer jeroglíficos sobre el papel. Me dejo llevar por ese impulso creador, hasta que exhausta mi mano no puede más, el lápiz quebrado, mis manos rayadas y la tinta acabada.

Lo grave es cuando este impulso llega, me sucede en un lugar donde no hay como escribir. Estoy en un baño, en una comida o en un evento social, intento controlarme pero me ataca con más fuerza el incontenible deseo. Dejo de hablar y de hacer lo que esté haciendo y con la mirada desesperada busco un lápiz, un carbón, espuma; deseo comenzar a rayar con el tenedor, escribir en la mesa con pegotes de comida, escribir en la arena. Pero cuando mi educación y mi inútil razón me lo impiden, ese deseo comienza a bajar a mi estomago y va creciendo, me siento enorme y pesada. Siento que mi piel va a estallar, mi respiración se detiene hasta que logro encontrar esos elementos necesarios para la vida y ya con ellos, recupero la respiración para perderla de nuevo

Me hipnotiza lo suave del papel, lo oscuro del grafito, lo alucinante de la inspiración, mi corazón se acelera. Luego escribir, sólo escribir.

A cierto fotógrafo


¿Dónde las tardes sepias de las fotografías?
¿Dónde la soledad que el fotográfo arrulla?
(Willian Ospina)


Desde un rincón del salón veo como usted saca de su pequeño maletín una enorme arma que en sus manos toma forma de cámara fotográfica. “la fotografía es un hecho violento”—dice usted con una voz de superhéroe que insinúa que tomar fotos es como salvar el mundo con todo lo gratificante y riesgoso que eso implica.
Usted encuentra divertido pasarse la vida tomando fotos, pero tal vez pasa inadvertido que también se pasa la vida escribiendo historias. Usted limpia telaraña y polvo de personas olvidadas, usted logra convertir una persona del común en un profeta, usted resalta lo que todos ven pero nadie nota, usted logra que alguien se conozca un poco mas al verse retratado, usted hace inmortal un segundo vulgar, usted escribe historias.
Estoy de acuerdo en que escribir historias es de las mejores cosas con las que se puede pasar la vida, es permitir que un mundo diminuto tenga el valor que se merece, es dejarse irradiar por el universo lleno de hazañas únicas que es cada persona, pero es también como tener una penosa enfermedad que no da permiso de dejarse arrastrar por el tiempo sino que imprime de responsabilidad cada segundo y cada espacio y obliga a permanecer alerta en cacería de historias invisibles de detalles escondidos.
No se si estoy exagerando o disimulando pero así es como yo siento que es contar historias.
Usted escribe fotos y yo retrato letras.

jueves, 10 de junio de 2010

Carta a una amiga triste

el dolor es dulce (Rayuela 7)



Duele,arde,enferma, desangra, infecta, se te enferma ese órgano que bombea a todo lado esa sustancia que a unos les da valor y a otros martirio. Pero a ti te enferma, solo te enferma, duele y enferma.

Le recomiendo amiga mía que coma chocolate, si se los obsequian los enamorados debe ser que… ups dije una palabra indebida (e n a m o r a d o s) olvídalo mejor pensemos en un huevo de chocolate, con cascaras de chocolate, las cáscaras de huevo son recomendables, si curan puentes pueden curar ese órgano que alimenta de vida cada célula tuya, esas células que también sienten dolor, “sana que sana célula de rana, si no sana hoy sanará mañana”—te manda a decir mi hermanita, es el mejor remedio para curar dolores que ella conoce.

A mi ya se olvidaron los remedios y no creo en los que recuerdo, no creo en el tiempo, no confío en las sorpresas, no me salen las ayudas, no me brotan los consejos, no creo en los que escucho, no funcionan mis soluciones.

Solo algo me anima de esto, que vas por esta vida sintiendo, que aun hay algo para motivarse y sentir dolor, sin el doler no se aprecia la alegría, solo imagina la triste calma del que no siente, al que nada le duele, nada le alegra, nada lo motiva, nada de nada y nada de nada aburre, opaca, apoca, apaga. No te apagues…

miércoles, 9 de junio de 2010

Carta a un profesor que no mira la ventana

Profe está haciendo calor. Le recomiendo que pare la clase y mire la ventana. Déjenos ir a comer helado y solo ver la ventada. Bueno es cierto que la clase acaba de empezar, pero usted no sabe lo que se esta perdiendo por no mirar la ventana. Por esta ventana estoy viendo maravillas mientras usted solo ve caras que no lo miran.

Yo miro la ventana y disfruto ver que vecinos que aún se saludan, amo eso. Amo ver como caen las piedras al rio, amo emprender aventuras y perderme en senderos que camino desde esta ventana. Amo ver ese avión que pasa, me dice que aun alguien se mueve que aun alguien va de un lado a otro buscando aquí lo que esta mas allá de las estrellas. Amo ver personas que luchan a pesar de que saben que están perdidos. Amo ver pequeños insectos. Amo ver una sonrisa por fingida que sea tal vez si alguien finge ese fingimiento se quede y se vuelva real. Amo saber que aún vivimos, que aún luchamos, que aún cantamos, que aún soñamos, que aún gritamos por la libertad.

Bueno profe creo que no le he convencido de que mire por la ventana. Intentaré que oiga, no a mis ruidosos compañeros, eso no, oiga a un pájaro que esta por ahí piloteando a un árbol. Un árbol que le da sombra a un par de idiotas, que sienten la fuerza de la vida en una mirada, mientras se inspira en ellos un poeta enamorado del silencio.

A pesar de esta clase, soy feliz por ver gente como usted que aun tiene esperanzas. Gente como usted, que cree que hay alguien que le pone cuidado a su materia de relleno planeada para construir un mundo mejor. Mientras los estudiantes lo dibujan, se toman fotos, planean como apoderarse del mundo o como yo escriben tonterías que nadie leerá.