miércoles, 13 de julio de 2011

Carta de mis zapatos viejos

“sentada en el suelo, piensa que sería
delicioso meter la cabeza en uno de
aquellos zapatones para dormir un rato.”
Antón Chejov








Plash plash plasch. Deje de arrastrarme por este pavimento frio. Me lastima el asfalto. Usted debería usar taxi en invierno. Mi lona roja es delgada, mis fibras tienen escalofríos. Comienzo a pensar que más bien no soy Converse original como usted presume con sus amigos. Tengo un roto que es imán de agua. Se moja mi suela. Lo único bueno de caminar es saludar a mis amigos y envidiar su limpieza, pero hoy el día esta sólo, como usted y como yo.

Pam pam pam. Ahora un escondido camino y estrecho como orificios de los cordones que usted nunca amarra. Por el camino llueve. Lleve sobre mojado. Comienzo a disfrutar el lodo. Por lo menos no me lastima. Dos guaduas atravesando un riachuelo. Usted lo usa como puente, pero es un observador de pececillos. Es un concierto de gotitas. Desde mi persiana de bambú le hablo a una pequeña larva, ella me mira con sus ojos de anfibio, preguntándose, que se le dice a una mugrosa imitación de Converse. Todo es lindo desde arriba. Usted debe vivir feliz con tanta altura



Chas chas chas. Truenos. Más lluvia, más lodo, más saltos en los charcos, más golpes a mi estómago. Esta vida de zapato cómodo es incómoda. Las personas son demasiado altas, demasiado pesadas, demasiado indiferentes. A usted no le importo. Sólo le importa esa lluvia que absorbe como planta. Usted despeinado. Usted haciendo el amor con el clima. Usted y su camisa mojada. Yo preocupado por el resfriado. Espero que quede muy cansado. Espero que se relaje una o dos semanas. Una o dos eternidades. Caminamos de nuevo a la civilización. A usted lo miran como un desadaptado sin hogar. Yo me escondo en la bota de su pantalón roto. Un zapato de gigante me pisó, usted se queja, a mi me duele.


Tic tin tan pun pen. Pasos sin ritmo. Pasos pesados. Mucha gente por esta zona de comidas. Pesos pasados. Una grilloracha sale del restaurante chino. Ni se le ocurra acercarme hacia el bicho. Pare ¡Pare! Me asusta la grilloracha. Un perro con forma de nube se acerca a la escena. Mira al insecto, pero le parezco más provocativo que una mezcla de grillo y cucaracha. Soy un irresistible zapato viejo. Por suerte logré asustar a la grilloracha. ¡Regresa a tu basura! Digo con remordimiento, ella sufre tanto como yo.

Tin tin tin. Se acercan las zapatillas. Niñas, zapateen sobre mí. Pienso, pero no alcanzo a decir. Por poco olvido que hoy estoy más sucio que siempre. Un balón de fútbol pasa rodando. Juguemos ¡Juguemos! No deje que se valla. Olvidaba que usted es tan torpe con el balón como yo con las grillorachas. Un día escaparé y solo jugaré fútbol. Por el fútbol vale la pena soportar el clima. Usted se sienta en el paradero, se quita sus medias podridas. Quiere dejar a sus pies respirar. Ahora si esta considerando seriamente la posibilidad de bañarse y de bañarme. Demasiado tarde. Voy corriendo calle abajo, con la energía suficiente para enfrentar grillorachas y jugar mucho fútbol. Y a que no adivina, me dieron mi primer baño.


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